Por Alvaro Monterroza Rios
Publicado en periódico La Tekhné. ISSN 1692-7451
N° 74 Septiembre 2013


Cuando nos hacemos una pregunta cómo ¿qué es un artefacto? la referencia más común es recurrir a la Real Academia cuya noble tarea (a veces menospreciada por los intelectuales) es tratar de recoger los usos más extendidos de una palabra, eso sí, sin entrar en las profundidades filosóficas que puedan conllevar tales conceptos. En el diccionario,  la palabra “artefacto” tiene por lo menos seis acepciones de las cuales recogeré las tres primeras que nos acercan al tema es este artículo:


(Del lat. arte factum 'hecho con arte'). (Real Academia de la Lengua, 2013)
1. m. Obra mecánica hecha según arte.
2. m. Máquina, aparato.
3. m. despect. Máquina, mueble, y en general, cualquier objeto de cierto tamaño.

Si observamos, este tipo de definiciones son tan cortas que no alcanzan a vislumbrar todo el contenido filosófico y antropológico que se desprende del estudio por los objetos artificiales y la cultura material. Como lo he mencionado en artículos anteriores, (La Tekhné N° 73, 72, 71) ese universo de artefactos (que contiene objetos tan disímiles como templos, libros de normas, sistemas de alcantarillado o mesas), más el conjunto de instituciones (Estados, sociedades, mercados, normas, etc.), constituyen el invernadero material y simbólico en los cuales los seres humanos desarrollan sus vidas. En primera instancia hay que anotar que los artefactos son modificaciones parciales de objetos naturales (modificaciones de materia y forma) para cumplir ciertos propósitos (funciones, usos, etc.), por lo que todos los entornos y objetos artificiales construidos por los seres humanos han surgido a partir de los materiales existentes en la tierra, no obstante, es evidente que los artefactos son más que eso.

Es válida la pregunta ¿qué es lo que hace de un objeto cualquiera un artefacto? o dicho de otra manera ¿qué condición le da la identidad a un artefacto? Parece una pregunta obvia (como todas las preguntas filosóficas) que muchos responderían de diferente manera pero cada respuesta abre otras preguntas. Algunos aseguran que son aquellos objetos hechos por los humanos, lo cual es obvio, pero cómo distinguirlos de otras creaciones humanas (tales como las normas, valores o símbolos) o de los artefactos animales (tales como los nidos, madrigueras o panales). Otros afirman que los artefactos son los objetos que tienen una función, pero cómo distinguir las funciones de un reloj o una casa de las funciones de los órganos naturales (corazón, páncreas, etc.). Algunos otros aseveran que son los objetos hechos con intenciones y planes de acción de personas prácticas (tales como los artesanos, técnicos, arquitectos o ingenieros) pero cómo distinguirlos de las creaciones colectivas artificiales inconscientes, tales como los animales domésticos (perros, vacas, cerdos) o los cultivos ancestrales (maíz, trigo, tomates) que no existirían de si no existieran los humanos. Adicionalmente los artefactos no son objetos pasivos del entorno de los seres humanos sino que son “agentes”, esto es, objetos con capacidad de hacer actuar a personas. Por ejemplo, un libro transforma la manera de pensar y actuar de un individuo, la distribución de una ciudad crea identidades en individuos y grupos, los templos e imágenes permiten prácticas “espirituales” que en principio no tienen que ver con la materialidad.

Lo que quiero defender en mis investigaciones sobre los objetos artificiales es que los artefactos no son sólo objetos útiles que utilizamos para un propósito particular, sino que son entidades que configuran las identidades, la cultura y las prácticas humanas. En ese sentido no existe una propiedad única particular que le dé la característica principal a un objeto artificial sino que son puntos de encuentro en el que se funden la función, la forma, la materia, el uso, las intenciones de diseño, el contexto. Luego, la identidad a un artefacto es diversa y es heterogénea. Con los artefactos sucede igual que cuando intentamos describir la identidad de los seres humanos: ¿Qué es un ser humano? ¿un cuerpo biológico? ¿un código genético? ¿una identidad cultural? ¿un animal racional? ¿un hijo de Dios? no podemos reducir la característica “humano” a un solo plano, es decir, la identidad de un ser humano no está solo en lo fisiológico, ni sólo en lo simbólico, ni sólo en lo social, sino en todas al mismo tiempo.  

Aunque no podemos responder de forma definitiva a la pregunta ¿qué es un artefacto?, sí podríamos recopilar algunos de sus rasgos principales siendo consecuentes con lo dicho en las líneas anteriores: los artefactos serían entonces trozos de materia a las le que son moldeadas las formas y la composición a través de los diseños y planes de acción (explícitos o no) de ciertas personas, con el propósito de cumplir determinadas funciones relevantes a ciertos grupos humanos (relevancia que manifiestan a través del uso). En esa medida, los artefactos sólo pueden ser construidos dentro y con una red de artefactos (herramientas, materiales, maquinaria, etc.), conocimientos (operacional, representacional) y símbolos (instituciones, normas, mercados, valores, etc.) existentes previamente, pero atendiendo a posibilidades que aún no existen. Como consecuencia, dichos objetos artificiales serían piezas concretas de las redes funcionales y las redes de significación que viabilizan las prácticas humanas y estabilizan las relaciones sociales en el tiempo, con ello, abren o cierran posibilidades de acción. Con esta descripción se reafirmaría la sentencia de Fernando Broncano, aludiendo a Ortega, de que los artefactos no tienen esencia sino historia (2008).

Si aceptamos estos rasgos, notamos que los artefactos son auténticas creaciones humanas construidas sobre la historia de invenciones pasadas, que son aceptadas o no a través del uso y de las nuevas posibilidades que surgen a partir de éstos. Los artefactos que nos acompañan hoy fueron una posibilidad entre muchas y pudieron haber sido diferentes, pudo no haber existido revolución industrial, pudo no haber existido el teléfono celular. Los artefactos y la tecnología son como las sociedades en sí mismas, son productos de su historia y de las decisiones que tomaron personas o colectivos en el pasado. En esa medida, esto nos confirma nuevamente que los determinismos y los “destinos” son sólo una ilusión, el futuro tecnológico así como de las sociedades está siempre abierto.

Referencias


Broncano, F., 2008. In media res: cultura material y artefactos. ArteFactos, pp. 18-32.
Monterroza, A., 2011. Artefactos técnicos. Un punto de vista filosófico. Medellín: Fondo Editorial ITM.
Real Academia de la Lengua, 2013. Artefacto. Diccionario de la lengua española- Vigésima segunda edición. [En línea] Available at: http://lema.rae.es/drae/?val=artefacto [Último acceso: 15 julio 2013].
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